Nosi, que así la llamábamos
entonces, fue en aquella época, en opinión de alguno s, la más
guapa de aquella facultad universitaria, meracuestión de genes. al
menos hasta que llego otra que al parecer la superaba. Esto que no
tendría la menor importancia en otras circunstancias viene hoy a
cuento para mejor enmarcar lo que os voy contar.
El caso es que cuando la conocí
Nosi tenía un secreto, que la obligaba a llevar siempre pantalón.
Y, un recuerdo amargo, el de un viaje de fin de curso, una piscina,
ella en bikini y la clase entera riendo al ver sus piernas torcidas.
De nuevo mera cuestión de genes.
Pero uno de los últimos recuerdos
que tengo de ella, que será de unos dos años después que nos
conocieramos, es el de Nosi con una minifalda que más que mini
parecía una nadi, abrazada a su novio de entonces mientras se reía
por lo que el viento insistía en hacer a la nadi aquella. Nada le
importaban en ese momento sus piernas torcidas ni que la calle fuera
una de las más concurridas.
Pero yo ya sabía de antes que
aquel secreto de Nosi ya no necesitaba ser secreto.
Me gusta el advaita, pese a que no
lo comparto, tampoco Nosi, ni su novio fueron realmente nunca
advaita, pero los tres estamos en deuda con él. “Yo, la diosa de
las piernas torcidas” no es un “Yo soy eso”, el advaita no da
importancia a esas piernas (que en realidad no eran tan torcidas) por
la sencilla razón de que no las considera realmente existentes, para
el Advaita nada que nace y muere es real, todos nosotros somos
ficción, meros personajes de una obra de teatro, tan reales como lo
puedan ser un pato llamado Donald y un ratón llamado Mickey. En
cambio creen en un Algo, un Ser, un Eso, una conciencia universal y
que no se transforma jamás, existe desde siempre, fuera incluso del
concepto espacio o tiempo, y que es totalmente ajeno al mundo, al
cosmos, al universo y los seres que viven o creen vivir en él y a
todos esos seres, piedras o personas da igual los consideran una
ilusión, una fantasía, que hay que rasgar para poder volver a
sentir lo que realmente somos y nunca dejamos de ser: Eso.
Para Nosi sus piernas eran reales,
y las necesitaba y por ello son importantes, pero nada dicen de ella
pues sabe que ella es Eso, como lo somos todos incluido el gato de mi
vecina. Pues aunque todos seamos Eso nadie es solo Eso, ni podría
existir “Eso” si no existiera a la vez todo lo que no es solo
Eso.
El oro capaz de tomar mil formas,
pulseras, anillos, medallas, empastes de dientes...
...Ese oro no puede negar la
realidad, transitoria pero real, de cada una de esas formas cuando la
toma, ni tiene modo de existir el oro si no es precisamente tomando
una forma. El oro sin forma solo puede existir dentro de la fantasía.
Lo ilusorio no es la forma, por pasajera que sea, lo ilusorio es
creer que el oro o la forma puedan existir, ser reales, el uno sin el
otro.
El oro es quizá algo más que la
suma de su formas posibles, pero no escapa a las leyes de la
naturaleza, sin forma no hay oro. Estas palabras no demuestran nada,
solo son una analogía, un intento un tanto pueril de ilustrar que
para nosotros...
“Eso” es real, cierto, pero
gracias a que las piernas de Nosi existen. Ellas le hacen ser.
Rasgar lo múltiple para poder
contemplar la unidad es como dejar de mirar a la izquierda cuando se
quiere pasar a mirar la derecha o viceversa; más negar lo múltiple,
las diferencias, es negar la unidad, la fuente.
No niego el resultado al que la
experiencia Advaita nos lleva, es más lo afirmo con ellos, pero sí
niego que su interpretación de dicha experiencia sea la correcta.
Pues en mi opinión toda forma de conciencia, esa incluida, nace y
solo puede estar presente en la vida. Jamás fuera de ella.
...Por eso son tan importantes las
piernas de una diosa con cuya falda juega el viento.
Un día un jefe me dijo: _Sois tan torpes que me enfadáis. A lo que yo le contesté que no podíamos hacer nada, que éramos diferentes. Salió de la conversación con menos ilusión, pero com más esperanza.
ResponderEliminarEn este caso la alteridad era una palabra, una frase, la voz, en el nuestro puede ser el bolígrafo. En el caso de esta unión el libro de Advaita.
Vicent Adsuara i Rollan
Yo sé que la comunicación hasta el final es o el conflicto o la muerte, pero también sé que la vida es una "Contradicción paradójica" y como tal puede no haber ni conflicto ni muerte, ni tan solo nueva vida, sino filosofía y amor por el saber, aquí le dejo un cuento, que viene muy bien de lo que he leído del Advaita, él es el lado masculino, yo soy el femenino, que conoció durante unos segundos el lado masculino, pero fui rebotado hacia la vida, hacia el sueño de la vida, lo femenino:
ResponderEliminarDOMINGO, DE 19 DE OCTUBRE 2014
Carta a Horacio
"Dios tiene cosas, Horacio, a las que no llega nuestra filosofía" Shakespeare.
"Las mejores cosas de la vida están Por encima del dinero; super precio es la angustia, el sudor y la dedicación, y el precio que Exige la más preciosa de toda las cosas en la vida es la vida misma, el costo definitivo para el valor perfecto. "RAM
Cada otoño el viejo alcornoque da su savia en el mundo, esperando servir a su dueño, quizás algún leñador hambriento y fuerte lo corte también algún día, pero sabe a ciencia cierta que su corcho, aunque hecho ceniza permanecerá para siempre sobre la tierra .
Entre tú y yo hay dos verdades, no una disyuntiva, sino dos verdades.
Por encima de la realidad que cada uno creamos, habrá la realidad de lo imposible, indefectiblemente volveremos a vernos Horacio, tú ya no serás el escorpión y yo no tendré los cuernos del caracol, pero tú serás otro y yo quizás sea el mismo, o quien sabe? Las infinitas combinaciones de lo posible nos darán el ser nuevamente, y tú descansarás porque así lo has deseado, pero a la vez volverás a ser mi hermano.
Yo sé que esta idea te desagrada, pero tú ya eres finito, porque tú lo has querido, no sufras, hay cosas que tú todavía no sabes. Duerme si quieres, pero estarás despierto para mí en millones de combinaciones de esencia que tú no debes ni puedes sentir, que yo siento.
Duerme Horacio, hermano, te acuerdas cuando hablabamos de nuestra ignorancia sobre los dioses? Dios tiene cosas Horacio a las que no llega nuestra filosofía.
Entre tú y yo hay dos verdades, no una disyuntiva, sino dos verdades, y en medio si quieres y sólo si quieres Una.
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ResponderEliminarMi posición y su aquiescencia a mi último comentario me hace volver para decirle que la realidad es como la veamos, pero no tal así, si no que podemos crearla. Y "obluir" es la solución, entre olvidar y forcluir.
ResponderEliminarUn abrazo y ahora sí que me despido hasta, como he dicho, hasta otra directriz.
Vicent
Le veo, Vicent, muy impresionado por Lacan. No es mi caso. Mi opinión sobre ese escritor no es diferente a la que ya en su momento expreso Noam Chomsky, al fin y al cabo siempre que veo a alguien escribir como lo hace Lacan deduzco que o bien estoy ante un texto de pura mística y por lo tanto ante cosa ajena a la ciencia, a la psicología, o bien estoy ante alguien que, llevado por un ego desmesurado, intenta simular profundidad ocultando el vació de su discurso bajo un mar de palabras. Dado que Lacan en ningún momento fue un místico no me queda más remedio que deducir que es lo otro.
ResponderEliminarSi a eso le añadimos que toda ese faloteismo, ese afán por hacer uso abusivo del concepto genero en el discurso, me resulta incluso de profundo mal gusto, pues cuando lo leo me obliga a ser espectadora de lo que me parece síntoma de una sexualidad reprimida, va ser fácil comprender que es imposible que Lacan sea santo de mi devoción.
Por otro lado, admito tener alguna asignatura de psicología aprobada más he decidido ya no continuar mis estudios universitarios al respecto, la razón es que veo que no se ajustan a lo que esperaba de ellos. Me interesa la psicología transpersonal y todas sus “cercanías”, si bien lamento profundamente el poco rigor y la poca seriedad con la que algunos de sus principales representantes la abordan, he decidido continuar mis estudios de modo autodidacta.
Pues para "tener" usted psicología se ha explayado bien, eh! en fin, le sigo leyendo.
ResponderEliminarVicent
Pues no le falta razón, Vicent, me he pasado, pero temía que mi silencio sobre ese punto funcionara como una mentira por mi parte y no le quería mentir. Me pareció que nuestro encuentro en la red podía estar dando lugar a un intercambio de monólogos y no a un verdadero dialogo. Me preocupaba que al mantener eso oculto, diera con ello lugar a que, mis palabras sobre otras cosas pudieran parecer otras distintas a las que son y de esa forma volver imposible una verdadera comunicación. Callar me hizo sentir deshonesta.
ResponderEliminarToda conversación si la queremos constructiva necesita de dos pilares, yo conocía el suyo, ya que me lo expuso con total franqueza, pero yo le ocultaba el mio o cuando menos un aspecto del mio que quizá para usted sea importante y que por ello tiene derecho a conocer. No veo ninguna necesidad de discutir sobre Lacan, ni deseo alguno de contradecir sus creencias al respecto y desde luego no es intención mía volver a insistir en el tema, pero si me pareció que era mi obligación y su derecho que no le siguiera ocultando mi opinión.
Temía que mi opinión le desagrade, contrarié, incomode y no la quería dar, pero y aunque le pueda parecer paradójico también me parecía una falta de respecto callar. Y, opte por lo que me pareció menos malo.
Sí, efectivamente, eso me suele pasar muy a menudo, y yo creo que hemos de dejarnos llevar con humanidad por nuestros deseos, hoy por ejemplo voy a remozar un artículo que hice sobre, más o menos la importancia de los "palos al agua" que llamamos aquí, no sé en su lugar de origen, y por ello voy a añadir un toque sobre la Falla valenciana de la calle Literato Azorín que hablaba, ya está quemada, y que fue el primer premio, sobre la importancia de los piropos, que ha sido criticada por la intelectualidad de la ciudad. Yo creo que ver carne sensual, lo que són los carnavales, o carnestoltas es fundamental en primavera, y el piropo sirve para darse un pequeño suspiro de alegría, sin necesidad de ofender a nuestras parejas, siempre ha de haber aquel que lo prohíba como aquel que con una pequeña mueca o guiño lo transgreda, transgreda la formalidad de lo razonable, para entrar en la alegría, ya le digo sin necesidad de ofender a nuestros partenaires, y así asirse para superar las crisis cíclicas que se producen en la primavera.
ResponderEliminarUn abrazo desde València
Vicent