He quedado con dos amigos, voy,
pero es Semana Santa y procesión de fieles cristianos me corta el
paso, no quiero verme atrapada de ese modo y doy un rodeo, aligero el
paso, quiero de ese modo adelantar su cabecera, resulta inútil, la
procesión es más larga de lo que imagine, me desplazo buscando su
final y poder cruzar la calle, cuando creo que lo encuentro y ya voy
a cruzar veo a lo lejos que aun vienen más, pero vienen tan lejos
que ni les veo bien las caras y decido cruzar de todos modos, y
entonces doy otro rodeo y al fin tras esos dos rodeos llego junta mis
dos amigos. No puedo evitar sentirme molesta. Me incomoda por
supuesto que me corten el paso y me obliguen a dar un rodeo, pero eso
lo entiendo, que yo sepa nadie me obliga a no cruzar una calle de
lado a lado cuando la esta atravesando una procesión, es solo que no
me parece respetuoso y por ello no la cruzo. Lo que no entiendo en
cambio es que siendo tan pocos sea tan larga la procesión, que su
longitud sea cuatro o cinco veces la que de verdad necesitan, y eso
si que me pareció una falta de respecto de ellos hacia quienes no
comparten sus creencias, no lo entiendo, va ser horas después cuando
le encuentro una posible explicación. Ya no estamos en los tiempos
de mi infancia, ahora participa en ese evento muchísima menos gente,
pero ellos siguen manteniendo las mismas distancias, de siempre,
entre las distintas esculturas, composiciones, imágenes, pasos o
como quiera que se llamen eso que sacan en procesión y cuyo nombre
ignoro, pero al ser muchos menos casi toda esa longitud es vació,
hueco y no se percatan de ello o no se atreven a percatarse.
Recuerdo entonces otra procesión
de cristianos, mucho mayor, en Madrid. Mientras dudaba que dirección
tomar para dar el mejor rodeo posible la pude contemplar y note algo
que me sorprendió.
En aquella procesión había dos
clases bien distintas de cristianos. Los pocos que la encabezaban en
su mayoría parecía exhalar altivez destilada, un sentirse por
encima de yo no sé muy bien lo que, tener de altura más centímetros
que de pies a cabeza, un poder pisar sin mirar donde pisaban, y sobre
todo un “no temor” y un inmenso “no te veo”. Parecían estar
allí para ser vistos y usar la procesión de pedestal o escaparate.
No todos en la cabecera parecían eso pero de todos los que si me lo
parecieron ni uno solo me pareció cristiano. Detrás de ellos, donde
iría yo de ser cristiana, venía una gran masa que en nada se
parecía a la cabecera, estos, la masa estaban cada uno a lo suyo y
un poco a la vez a lo de todos y por ello no se fijaban en si eran
vistos o no. A estos sí los tome por cristianos, a los otros por
fariseos y sepulcros blanqueados como alguien los llamo una vez.
En Madrid está el único templo
del Antiguo Egipto que tienen los españoles, es un regalo que hizo
el gobierno egipcio. Fue enviado piedra a piedra y reconstruido, no
es por lo tanto una replica. Lo consideran una joya histórica, una
señal de amistad y funciona sobre todo como mera atracción
turística. Siempre que voy a Madrid tengo una cita con ese templo y
más de una si puedo. Pero yo no soy una turista, accedo como todos,
a ese espacio, por un lateral pero luego busco situarme y
procedo encaminándome, de frente y en linea recta, a la
puerta del templo propiamente dicha. Pero el espacio es poco y los
turistas muchos, me es imposible hacer eso del modo deseable, me lo
impide tanto cuerpo en medio, los tengo que ir sorteando como puedo a
la vez que en el camino voy haciendo pues eso que voy haciendo. Y, me
consta que no soy la única a la que le ha pasado eso.
Los turistas no tienen la culpa,
ignoran que aun queda gente que usa ese templo como templo, estoy
segura que en caso de saber lo que hago muchos se apartarían, por
respecto, en vez de forzarme a ser yo la que se aparte. Otros en
cambio no, esos fariseos...
Y, me pregunto cuantos de todos
esos cristianos que formaron esa procesión, que tantas vueltas y
reviravueltas dí para no cruzar, en Madrid, se apartarían uno o dos
metros, que más no hace falta, para que una pequeña pagana pueda
hacer, del modo debido, lo que fue hacer allí.
(Nota: la entrada ha sido publicada el 27 de marzo pero editada el 2 de abril del 2016)
(Nota: la entrada ha sido publicada el 27 de marzo pero editada el 2 de abril del 2016)