Apenas son las cinco de la
madrugada pero da igual, despierto, debería seguir durmiendo,
pienso, pero he despertado tanto que lo estoy del todo, imposible
volver al sueño por hoy. Eso me proporciona unas tres horas sin nada
que hacer, horas que quiero llenar con algo que me las haga tener
sentido para mí. Y, me pongo a buscar, dentro de mis posibilidades,
con que las podre llenar.
Pienso en ir a la cocina y hacer
una infusión, pero lo desecho. No me apetece ir.
Pienso en encender el ordenador,
que lo tengo conmigo. En jugar un rato con él, pero no deseo jugar.
En ordenar los archivos que baje de Internet, pero ya me pase ayer
varias horas haciendo eso y por ahora no hace falta más. En escribir
algo para el blog pero no se me ocurre nada o si se me ocurre no lo
quiero publicar.
Pienso en mi diario, en abrir la
mesilla de noche, sacar el cuaderno del cajón y escribir algo, pero
es un algo que me duele tener que escribir, que pospongo día tras
día pues no quiero hurgar en la herida. Y, sigo sin querer hurgar.
Hoy también lo pospongo.
Pienso en leer algo, pero ya no
me queda ninguna novela por leer, de esas que uso para evadirme y
distraerme en las horas muertas, que no para otra cosa las compro.
Hay sí algo nuevo de filosofía, sociología y hasta algo de
psicología, pero no me tientan lo suficiente, estoy despierta, sí,
pero sin ganas de perderme en lenguajes raros, descripciones de las
salvajadas que los humanos podemos hacernos entre nosotros o incluso
a nosotros mismos. No tengo nada de historia por leer, pero me queda
un libro, mera colección de citas, por acabar, pienso que como
medida desesperada no está mal para unas horas, pero quisiera algo
mejor.
Pienso que en otro tiempo podría
pasar este tiempo meditando, pero hace mucho que meditar ya solo me
aporta dolor, pues me abre al presente y me regresa al mundo.
Pienso en ordenar la habitación,
que ya le va haciendo falta, pero siempre me ha repelido hacer eso
sin la compañía de la luz del sol.
Desde la perspectiva de “debería
estar durmiendo pero ahora no puedo”, miro y nada veo con lo que
rellenar de un modo satisfactorio este espacio temporal que de
repente se me abrió. Entonces cambio de perspectiva, me digo. Y,
dejo de buscar algo útil, satisfactorio, que le de sentido a mi
tiempo. Me pierdo en mí, viendo mi persona con todo lo que ello
implica, viva en medio de la vida, contemplando como, ante una
perspectiva que nada me aporta, como opto por cambiar de perspectiva.
Y, mi recuerdo se refresca sobre lo que es la perspectiva, lo que soy
yo, lo que es la vida y el vivir. Y, me descubro hablando
imaginariamente a una audiencia imaginaria, sobre todo ello.
Explorando palabras y su orden, buscando poder decir más y mejor a
la vez que trayendo a la memoria, más bien a la luz de la mirada,
aquello que pueda tener sentido decir. Y, descubro ahora mismo que no
va ser hoy, pues ha ido pasando el tiempo, ya hemos dejado atrás las
seis de la madrugada, ya los pájaros cantan hace rato y aun no
tengo las palabras ni ideas claras para hablar sobre la y las
perspectivas, pero ese es un tema que sí quiero y sí debo tocar en
el blog, aunque lo comience hoy, de esta manera, contando como un
mero cambio de perspectiva le ha dado sentido a ya más de una hora
de tiempo que parecía estar vació y no querer llenarse de cosa
alguna, y de que modo empezando por no encontrar nada sobre lo que
escribir y querer publicar basto ese cambio de perspectiva para
encontrar ese esquivo algo que sí quiero escribir y publicar.
Ahora si adquiere sentido
preparar y beber la infusión de la que antes hable, los pájaros y
su trino me acompañaran. Simplemente no me la quería tomar sola
:-)
… Y, mientras lo hago pensare
en perspectivas y palabras
Hay un no-límite en los hombre o en ciertos hombres conceptuales que necesitan un hombre o mujer "¿real?" para cambiar de perspectiva, yo sé y soy intuitivo, que a veces no lo necesito, pero ¿deja de ser real el hombre o mujer o cosa o planta o animal a quien hablo en mi cambio de perspectiva? Yo creo que es tan real como el de carne y hueso, pero necesito el contacto de la materia, como si hubiera alguna falta o desconexión entre mi lenguaje y mi cuerpo.
ResponderEliminarNo puedo estar solo y amo y disfruto del saber. Ese es a quien busco en cada encuentro.
Vicent
Mmm...
ResponderEliminarMe temo, Vicent, que en esta ocasión no entiendo a que se refiere.
:-(
Es complicado, pero mire, cuando yo cambio de perspectiva, por ejemplo estar humillado y volver al discurso en que me permito ordenar a mis semejantes o organizar algo necesito a alguien que me haga pasar de un discurso a otro, aunque yo me pregunto ¿porqué no puedo pasar con mis seres inanimados? Pero a quien busco, la perspectiva que yo busco no es la de estar mandando o en el lugar de "crear?" u "organizar" sino en el lugar de disfrutar de saber, es así como yo siento mi yo interior, más que mandando a alguien u organizando algo. Exceptuando en ciertos momentos con mi mujer en los que dejo el saber o el disfrute por el saber y me vuelco en su protección, es decir, en otras palabras, que quizá usted no coincida, organizar su seguridad.
ResponderEliminarVicent
Y usted me preguntará ¿saber para qué? Es como el amo que quiere gozar de mandar para llevar a cabo una tarea para el bien de una sociedad, los hay también desviados, lógicamente, como en el saber, y yo intento atrapar el saber para darlo a quien pueda quererlo y así hacerle la vida más fácil, la verdad es que el fin último raras veces lo vislumbro, un fin celeste o divino o ambos a la vez, pero me conformo con lo que ya hace más de treinta años decidí, intentar hacer la vida más fácil a los que tengo a mi alrededor, quizá no lo consigo, pero esa es mi meta, amar, a la vez que gozar y desear; y cuando tengo este nudo completo me gusta pensar que yo he hecho algo, con mi voluntad.
ResponderEliminarVicent
Da la sensación de que funcionamos de modo muy diferente, para cambiar de perspectiva la única persona que necesito soy yo misma y que las circunstancias me inviten a ello. Pero ahora también le comprendo a usted.
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