lunes, 4 de abril de 2016

Los sueños de los dioses

Aunque las palabras exactas ya se las llevo el viento, voy contar una historia que alguien me contó:

Al principio Dios estaba solo y dada que estaba solo nada tenia por hacer, por ello dormía.

En su sueño soñaba y soñó y fue que en su sueño vio, bajo un claro de luna, una mujer que en las aguas de una laguna, mientras cantaba, se bañaba y tanto la miro y tanto la escucho que termino con su corazón enamorado. Nunca tal cosa le había ocurrido, de repente en la eternidad algo nuevo había ocurrido. “¿Qué es esto?”, se pregunto, “¿Qué me ocurre?”. Dios no comprendía y eso le alerto y la alerta le hizo despertar. Y, al despertar lloro y no sabía que le hacía llorar. Pero sí sabía una cosa, que nada había más importante que aquella mujer y su canto. Y, entonces Dios tomo una decisión, decidió que la mujer no fuera un sueño, que fuera real, que además de cantar existiera. Y, la eternidad entera obedeció el deseo de Dios, así nació el mundo para que ella pudiera nacer en él. Dios supo de ello, pero vio que no era suficiente, anhelo ver y escuchar sin necesidad de soñar. Y, la eternidad de nuevo satisfizo el anhelo de Dios, y lo convirtió en hombre, para poder amar sin necesidad de soñar. Convertido en hombre Dios olvido ser Dios, olvido incluso la causa del mundo, y hasta su amor olvido, pero el recuerdo que anida dormido a veces despierta. Y, entonces pasan cosas.

“¿Sabes por qué te he contado esto y del modo en que te lo he contado?”, me lo pregunto quien me lo contó con la cabeza negué saber. “Te lo he contado por ser una de las pocas verdades que vale la pena conocer en la vida”, me dijo, “y te lo he contado de este modo y no de otro por ser tú mi nieta y yo tu abuelo, que si fuera tu abuela te habría hablado de cuando la Diosa esta sola y soñó un hombre, bajo un claro de luna, cantar mientras se bañaba en las aguas de una laguna y todo lo que después paso; y sería la misma historia”


Y, entonces el hombre y la niña guardaron silencio y ambos se quedaron contemplando la lapida bajo la cual la tierra guardaba los restos de una esposa y abuela que yo nunca llegue a conocer. Y, sé que aquellas palabras no fueron inventadas para mí si no para ella y que si me fueron dichas fue para hacerme comprender que yo veía una lapida pero no era una lapida lo que veía él.

No sé si él se daba, dio, o no cuenta de que ya nunca olvidaría yo la historia. De que me marcaría incluso mi forma de ver la vida y mi relación con el mundo y los demás, de lo que si estoy segura es que nunca sospecho que a mi vez contaría la historia en un blog. Pero curioseando encontré una entrada en un blog ajeno, que seguro no la entiendo bien o cuando menos no del todo, pero que me ha hecho recordar una vez más lo que le sucedió a Dios cuando en un sueño soñó y todo lo que ocurrió después.

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