jueves, 24 de septiembre de 2015

Ardía Galicia

Cada vez que el verano llega es para irse, pero entre el llegar y ese irse nos trae el calor y con él calor los incendios forestales.


Uno de los habituales en la barra del bar en que trabajo, Javier, sabía que, al menos en parte, vive de eso. Es decir: es bombero, bueno bombero no.


Oficialmente son brigadas forestales, que es un nombre muy raro para llamar a un bombero. Para mí son lo que hacen, bomberos y me da igual como los llamen., Pero no puedo decir que sea bombero ya que a nivel nacional todos los bomberos tienen un convenio que les otorga unos derechos que la gente como él no posee, no se les reconoce la categoría de bomberos aunque su trabajo como viréis si es de bomberos.


El caso es...


Les vi, sentados en la barra, a él y otros dos, Javier le mostraba a uno de ellos, otro habitual, un vídeo en el móvil.
Andaban muy concentrados y por un momento se habían olvidado de las cervezas y la infusión. Sentí curiosidad, me acerque por si me decían de que iba la cosa o hasta me dejaban ver el vídeo que los absorbía.


Ese vídeo desencadeno entonces una conversación que a lo largo de la noche nos ocupo, si unimos sus fragmentos, bien, una hora u hora y media. De hecho esa fue la conversación de la noche.


Corresponde el vídeo a distintos momentos de un incendio forestal, acontecido en Rianxo, Galicia, el 08/09/2013 y que se encuentra en OSCARVIFER.COM


Impresiona sobre todo cuando el viento  ue las propias llamas provocan (en el minuto y 22 segundos, aproximadamente del video) hace que uno de los eucaliptos que están ardiendo, literalmente, vuele delante de la cámara. Personalmente lo que más me impresiono fue lo tranquilos y enteros que permanecen ante unas llamas como esas. Me dicen que de tranquilos nada, que estaban "cagandose por la pata" del miedo que sentían, pero que había que estar y por lo tanto estaban. Me dice el Ingles, a su vez, otro de los habituales, que en eso precisamente consiste el coraje, que valentía no es ausencia de miedo, si no la capacidad de estar espantado y aun así continuar haciendo lo que se debe hacer. Pues no fue lo poco más de 1000 euros al mes que les pagan, si no la convicción de que o daban apagado el fuego o aquello se convertiría en un desastre, lo que les retuvo allí.


Y, lo consiguieron.


Antes de terminada la noche, habían logrado reducir el fuego a niveles controlables y estaba ya en proceso de autoapagarse pues ya no tenia forma de seguir alimentandose.


Entonces rendidos cuatro de esos bomberos, a los que no se quiere que llame bomberos, se encontraban tendidos en el suelo, ya empezando el nuevo día, comiéndose un bocadillo y riendo a lo tonto, de pura felicidad y orgullo por el trabajo hecho y alguien se les acerco y pidió permiso para sacarles unas fotos. Se la dieron con una condición, que no se hicieran publicas, tenían miedo de que las fotos, pudieran terminar sacadas de su contexto y de ese modo dar una mala imagen, la de unos vagos que pasan de todo, comen y ríen en pleno incendio. Cuando en realidad aquellos cuatro hombres eran unos fijos discontinuos, es decir gente a la que solo contratan, por una miseria, los meses de verano y el resto del año sobrevive cada uno como puede, que con eso pan para todo el año no se tiene, y que esa noche tras mirar por donde "entrar al fuego" le entraron y jugandose la vida lo dieron controlado.

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