No es un cumpleaños como otro
cualquiera. Me ha hecho repensar un montón de cosas.
El tiempo y sus momentos, las
oportunidades que se ven o no, que llegan y pasan, que se aprovechan
o desperdician.
El instante fugaz de la
repentina duda, aparece de golpe, sin previo aviso y al parecer se
niega a irse.
Las ilusiones, las esperanzas,
los sueños, los proyectos, las intenciones...
Lo posible y lo imposible.
Que hacer, que no.
En que confiar, a que
renunciar, en que centrarme.
Temor a vivir soñando en lugar
de despierta y a no querer despertar.
Me cuestiono mi existencia, mi
vivir y la vida toda como no lo había vuelto a hacer desde mi
pubertad; pero entonces era distinto. Por entonces todo parecía que
algún día sería posible, hoy en cambio ya no lo tengo tan claro.
Hoy, ahora, lo que tengo es un mar de dudas, embravecido y en el que
parecen a punto de naufragar mil esperanzas o quizá solo una, esa
que en cierto modo es la única que en verdad importa si solo una ha
de salvarse.
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