viernes, 1 de junio de 2018

Dos palabras mágicas: “yo opino...”

Tras llevar unas semanas en un foro de paganismo actual, y viendo el mal ambiente que a veces se genera, hay algunas palabras que me gustaría decir:

...Sócrates, Platón y Aristóteles, son probablemente los tres filósofos más conocidos de la Grecia pagana, pero ninguno de ellos encaja bien en la definición “habitual” de pagano si por paganismo entendemos las creencias religiosas de los habitantes del campo, que es lo que significa literalmente. De hecho Sócrates fue acusado de enseñar a la juventud lo que los cristianos llaman “herejías” y un jurado popular formado por 500 de sus conciudadanos lo encontró culpable y condeno a muerte. El paganismo es un fenómeno religioso mucho más complejo de lo que se suele admitir. En realidad, aunque el caso de Sócrates, por su dureza es una excepción, la historia del paganismo grecolatino esta repleta de desencuentros y roces entre las distintas formas de entender y vivir, ya entonces, el paganismo.

Hay un paganismo que solo ve arboles y deduce que el bosque no existe, otro que también solo ve esos arboles pero deduce de ello que el bosque existe. Se me ha dicho que si no queremos que el paganismo se confunda con el monoteísmo abrahamico debemos negar la validez del segundo tipo de paganismo. Lo que me dejaría fuera del paganismo, pues si creo en la existencia del bosque.

Pienso que lo correcto es otra cosa, admitir como validos ambos tipos de paganismo y para evitar la confusión con el monoteísmo abrahamico simplemente señalar las diferencias que ambos paganismos tienen con ese monoteísmo absoluto. Si nos da miedo que un paganismo, que formula preguntas difíciles y da respuestas complejas sobre la Naturaleza y la divinidad, nos resulte confuso entonces simplemente expliquemos bien ese paganismo, pero no por miedo a ello lo debemos negar.

Pero si lo negamos, incluso si lo desprestigiamos, no tiene nada de raro que esos otros paganos no quieran entrar en un choque de creencias, pues debatir es una cosa y chocar otra. Por lo tanto si nuestra voluntad es debatir sobre ello nos debemos expresar de un modo que invite a ello y por lo que he visto hasta ahora nuestras palabras, el modo en que las elegimos y nos expresamos más parecen una amenaza de “choque” que una “invitación” a debatir. Por supuesto hay otras causas, supongo, pero pienso que esa es una de las que están presentes en el paganismo actual a la hora de generar mal ambiente, malos rollos y desencuentros innecesarios. Hablar como si nuestra opinión no fuera una opinión si no la verdad invita a chocar, no a debatir. Incluso si lo que opinamos y la verdad fueran exactamente la misma cosa.

Es desde las opiniones como nacen y se generan los debates, desde la “verdad” solo se generan choques o rebaños.

Hay dos palabras verdaderamente “mágicas” a la hora de iniciar y hacer continuar un debate y son: “yo opino..”

Sin su magia no hay debate.

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