Pero esto es algo raro, muy
raro, en mi vida. Es raro por una razón, solo una vez me enamore y
pague por ello tan atroz y salvaje precio que soy ahora cual gato
escaldado que hasta del agua fría huye o al menos eso es, lo admito,
lo que fui durante muchos años. Pero lo recientemente acontecido
prueba que el pánico en el que yo vivía ante la posibilidad de
enamorarme ha desaparecido.
Hoy quiero hablar sobre ello y
sobre la decisión que he tomado. Y lo que voy decir seguro que a más
de uno y de una le va sonar raro.
No identifico para nada el
enamoramiento con el amor o una forma de amor.
El enamoramiento es una
borrachera de hormonas causada por, y que a su vez causa, un
autoengaño, una ilusión, un espejismo, una mentira.
El enamoramiento es eso que
hacemos, y nos ocurre, cuando ante alguien que nos gusta en especial
corremos a pintar lo que vemos de esa persona de los colores que más
nos gustan. Dice mucho de como es cada cual, pero nada de como es la
persona de la que nos estamos enamorando, a esa persona nos la
oculta, vela, pues al teñir lo que de ella vemos, esos colores que
le proyectamos, tapan los reales.
El enamoramiento es de quita y
pon o más bien de pon y quita, viene pero luego se va, puede tardar
en irse pero siempre termina marchando. Cuando se va es cuando
realmente podemos conocer a la otra persona y a la vez a medida que
la vamos realmente conociendo el enamoramiento se va diluyendo ya que
ver los colores reales de algo nos impide fantasearlos.
Por supuesto el enamoramiento
puede ser una puerta para el amor, a veces lo es, y otras para nada.
De hecho el enamoramiento es hasta cierto punto compatible con el
amor. Pero el amor que puede estar presente durante un enamoramiento
es ese mismo que queda cuando el enamoramiento se va, si no queda
amor es que no lo hubo. El amor no es de quita y pon, cuando llega es
para quedarse. Puede ir a más y de hecho tiende a ir a más, el
amor, pero no sabe, ni puede, ir a menos.
A veces amamos y al conocer
mejor a la persona descubrimos que no la amamos, eso es verdad, puede
deberse a que estamos confundiendo dos verbos “querer” y “amar”
que son muy distintos pero solemos usar como si fueran sinónimos,
otras veces se debe a que la persona a la que amábamos no existe, si
no que la real es otra, y el amor es fiel, siempre, respecto a lo
amado. Si alguien se hace pasar por otro, o simplemente yo le tomo
por otro, que yo llegue amar a esa ficción no significa que ame al
ser que me la inspira, si luego descubro la verdad mi amor va seguir
depositado en la persona ficticia y renegara de la real. De hecho
amo, y sospecho que lo mismo le ocurre a los demás, a seres que
jamás han existido, me los he encontrado en novelas, películas y
por supuesto en confusiones en mi vida cotidiana en las que tome a
alguna gente por lo que dicha gente no es realmente.
Ese mar de hormonas que nos
inyecta en sangre el enamoramiento a parte de dificultar nuestra
visión, comprensión, de la persona real tiene otro efecto. Nos da
alas. Nos hace sentir el cielo. Justifica la vida y el ser, en el
sentido de que nos hace sentir en armonía con nosotros mismos y con
el mundo. Tiñe todo de color hermoso, nos vuelve hasta más puro el
aire. Todo lo cual resulta profundamente placentero, como es natural
y supongo que puede incluso provocar adicción.
No me falta en mi entorno gente
para los cuales la vida cuando no están enamorados es gris, carece
de sentido y no se le encuentra valor alguno. Para ser felices
necesitan estar enamorados, se les corresponda o no. Pero ese no es
mi caso.
El sentido a mi vida se lo doy
yo. Nunca he necesitado que nadie se lo de. No siento, por ello,
necesidad ninguna de enamorarme. Y, pese a ello me estaba enamorando
y disfrutando ese enamoramiento. A sabiendas de que era un autoengaño
me parecía oportuno, feliz y satisfactorio. Y, me dejaba hacer y
llevar por todo ello.
Lave con ello viejas heridas,
emponzoñadas y sin cicatrizar. Ahora si podrán cicatrizar sin que
le quede dentro tal ponzoña. Pero hoy he decidido parar el proceso
de enamoramiento. O cuando menos lo voy intentar.
No me interesa un enamoramiento
no correspondido y menos un trío sentimental en el que llevar la
peor parte. Eso me lastimaría y a cambio no me proporcionaría nada.
Me he pasado el tiempo siendo a la vez espectadora y protagonista de
una película, he disfrutado el espectáculo, pero es hora de
abandonar el cine.
En fin, tras darme una ducha en
agua fría, (más metafórica que otra cosa), voy dedicarme a
conocerle mejor y amarle más.
Es hora de mirar su rostro sin
mentiras que me lo velen.
Nos hemos vuelto a encontrar, espero que esta vez mi huida no sea tan precipitada, si usted me deja comentarle.
ResponderEliminarLeí el Quijote hace muchos años y una de las cosas que me dejó fue que desde mi habitación puedo crear un milagro o parar una guerra o cosas semejantes, esto, visto desde la óptica del científico se le presenta como la locura, bien, pues estoy loco, si eso quieren creer.
Y sé que una guerra siempre comienza poéticamente por el rapto de una Helena simbólica, por el enamoramiento, y el sacrificio a la fuerza de un Paris hacia su rival, con el consiguiente regalo, Helena.
Pero no cualquier hombre o mujer puede ser Paris o Helena, sinó hombres y mujeres normales, fríos; lo que quiero decir es que sólo el sacrificio del rival, querido por él y consentido puede hacer o puede evitar una guerra y a la vez la unión de Paris y Helena.
Esto lo aprendí en el camino, en vislumbrar mi muerte, en verla en la distancia, y quizá soy o estoy siendo muy soberbio, sí, lo estoy siendo, y pido por ello perdón a Dios, hoy debía hablar, y después de una muerte simbólica, me ocurren desde la muerte simbólica madre, que sufrí hace unos dos años, muy a menudo, y de ésta espero clemencia de Dios y la abundancia suficiente como para poder seguir en mi carrera por la paz. No, quizá no soy el único que va tras ella, y quizá los Paris o las Helenas de que hemos hablado también la buscan a su manera, pero hoy estamos en peligro, en peligro mundial de guerra, y sé que nombrar al diablo trae consecuencias negativas, pero no tengo otra salida, o eso o el final.
La suerte es que el enamoramiento no es sino un enamorarse del amor, con unas gotas de sexo, si es que lo hay, y que más allá es donde se encuentra la transgresión, que estos dos no pueden cometer, más que les pese. La vida tiene límites y traspasarlos trae consecuencias nefastas, siempre, a la vez que cada acción trae su reverso, un conflicto, pequeño o grande; la transición española trajo el golpe del 23 F, el odio femenino y el estirar de la cuerda del discurso capitalista con la deuda trajo la II Guerra Mundial, y quizá estemos a tiempo de evitar la III o la que algunos ignorantes llaman la IV.
En fin, le dejo, no sin antes decirle que me es un verdadero honor poder leerle, y espero no haber de escucharla hasta la intimidad del pensamiento, planeó Dios veinte años y ellos se cumplirán.
Un abrazo
Vicent Adsuara i Rollan
Lo siento, Vicent, pero me temo que esta vez apenas le he entendido nada.
ResponderEliminarNi iedea, por ejemplo, a lo que se refiere con esto:" planeó Dios veinte años y ellos se cumplirán"
:-(
Lo que quiero decir es que una amistad, cualquier amistad, Dios la planea de antemano hasta la riña que hace separar a los dos amigos. Y siempre por un motivo loable.
ResponderEliminarGracias.
Vicent