Buscando la cita de la entrada
anterior he dado con un vídeo que me ha encantado y no puedo dejar
de traer a cuento.
Ni idea de donde lo ha sacado el
hombre, Josedelpx, que lo subió a la red. Pero ese vídeo pone el dedo en la llaga.
En la sociedad siempre hay
minorías, muchas y diversas y junto a ellas una extensa mayoría. La
sociedad es un ente vivo, respira, cambia. Y, son precisamente esas
minorías lo que la hacen posible cambiar. Sin ellas la sociedad se
estancaría cual agua en una poza, dejaría de fluir. Pero fluye.
Ese es el papel de las minorías,
proponer cambios, nuevas direcciones. Pero ese es todo su poder.
Es la mayoría, siempre la
mayoría, la que decide hacía donde soplan los vientos y que
dirección se sigue. Ambos protagonistas del vídeo lo saben bien.
Uno ve a esa mayoría dispuesta a linchar a esa nueva minoría que
amenaza sus viejas formas sociales de existir. El otro en cambio ve
que es sumando como la minoría puede acabar siendo a su vez la
mayoría y convertir de ese modo la sociedad, toda, en una nueva y
quizá mejor sociedad; y que en principio nada hay que les impida ir
sumando y sumando y seguir sumando hasta convertirse ellos, a su vez,
en la nueva mayoría.
Por supuesto no toda minoría es
buena gente, las hay francamente deleznables, por ejemplo esa que
sostiene que toda persona verdaderamente decente debe desear cortarme
el gaznate (y no metafóricamente) por el mero hecho de negarme yo a
usar velo. Otras no son tan malas, pero tampoco le andan muy lejos.
Pero lo que me importa es que entre tantas que hay también existen
las que realmente pueden mejorar nuestra sociedad a poco que les
dejemos, aunque nada puedan ellas, absolutamente nada, mientras no
logre que la mayoría los sostenga.
Ella, la mayoría, es la ama,
dueña y señora de la sociedad. Ella es la que hace posible su
grandeza y también sus miserias.
Ella puede ser nuestra mayor
enemigo, pero nada bueno puede surgir, vencer, si no es,
paradojicamente convirtiéndola en su aliada. La sociedad es por su
propia naturaleza una tiranía de la mayoría. Una tiranía, que con
frecuencia, odia, detesta, difama, persigue, tortura y asesina a los
mejores.
Y, aun así, y más,
precisamente por ello, es ella la anhelada meta de toda minoría que
busque una mejora social.
Y, resulta que de mil minorías
soy yo hija y espero que hija agradecida.
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